domingo, 25 de septiembre de 2011

Odio su forma de mirarme, cuando lo hace así, tan directamente, a los ojos, como si fuera a sumergirse en ellos.
Aunque nunca sea capaz de apartar la mirada.
Odio cuando me da la mano, cuando utiliza cualquier excusa para ello, cuando la acaricia como si fuese su pequeño tesoro, y cuando la busca con la mirada después de haberla soltado.
Aunque nunca me atreva a apartarla.
Odio cuando le digo que tengo frío, y me abraza para remediarlo.
Aunque me encanta bañarme en su olor.
Odio sus mensajes.
Aunque me los sepa de memoria de las veces que han sido releídos.
Odio la sonrisa que pone al verme hacer tonterías.
Pero las sigo haciendo porque me gusta su risa.

Ya sabéis lo que dicen, del odio al amor… solo hay un paso.


No hay comentarios: