sábado, 28 de mayo de 2011

Los días pasan y tú sigues ahogada en tu rutina.
Pero entonces, de repente te sorprende una luz.
Una luz preciosa, que te ciega al instante, que consigue toda tu atención y hace que solo tengas ojos para ella.
No dudas en seguirla.
Corres detrás suyo, sin pensar en las consecuencias.
El tiempo pasa y tú sigues ciega por esa ilusión, persigues a la luz pero nunca la alcanzas, ella es mucho más rápida.
Y en el fondo sabes que es inalcanzable, pero eres incapaz de asumirlo.
No te das cuenta de las cosas que has dejado atrás durante ese camino, de todo lo que has avanzado.
Pero te da igual, estás ciega, ilusionada.
Entonces es cuando chocas, chocas contra eso que llaman razón;
Quizás porque ibas demasiado rápido y no te diste cuenta.
El golpe es muy duro, y dolida, te sientas para recuperarte.
Pero después te das cuenta de que ya no ves la luz, la perdiste de vista; Chocas contra la razón y se te escapó la ilusión.
Miras hacia atrás y observas todo el camino que has recorrido, y te parece imposible volver.
Y entonces es cuando te encuentras sola, perdida y te prometes a ti misma no volver a caer en la ilusión.
Pero otra luz diferente, pero igual de atrayente no tardará en apoderarse de ti, volviéndote a levantarte y ha hacerte sonreír. No sin haberte prometido antes que esta vez tendrás cuidado con la razón.




Aunque, en el fondo sabes que es mentira, pero ya sabes, vuelves a estar ciega.


No hay comentarios: