lunes, 7 de noviembre de 2011

Queridos ñoños míos, para vosotros;


-No quiero que te vayas. –El corazón comenzó a palpitarme como jamás lo había hecho al reconocer esas palabras salir tambaleándose de tu boca, que parecen querer demostrar lo que les costó salir, por lo bien que se vive en tus labios.
Increíble fue el nudo que se me formó en la garganta. Mejor que otros nudos anudados por cualquier marinero perdido en el mar.
Y entonces te apoyas en mi pecho, agachas la vista hacía el suelo y me agarras la camiseta. Te noto temblar. Y parece que lo haces al son de mi corazón, que no deja de estremecerse. Dejo de frenar mis intentos por no llorar. Algo estalla dentro de mí. Todos los sentimientos comienzan a desbordar, y me pregunto por qué. Por qué ahora, por qué no tres días antes, por qué no cuando no tenía la maleta hecha, y el ticket de solo ida guardado en ella. Porque en ese instante si, en ese instante lo hubiera mandado a la mierda todo, que yo me quedaba contigo. Pero ahora ¿Qué?
Pasajeros al tren. Hora de partir.
Entonces tú levantas la vista. Me clavas tu mirada en mis húmedos ojos, tanto como los tuyos.
Vas a decir algo. Lo sé. Y estoy desenado que lo digas. Dos palabras. Solo pido eso. Dos palabras y lo dejaba todo. No costaba mucho, aunque llevara esperándolas tantos años como los que te conozco. Te aparto el pelo de la cara, como si eso les facilitara a estas mudarse de tu boca a mis oídos.
Y apoyas tu frente contra la mía. ¿Y esto? Ya tenías más de medio camino hecho, vamos, no podía costar tanto.
Y ZAS, se para el mundo. Ya no me importan ni los pasajeros que abandonan la estación, a la mierda las puertas cerrándose. Me besas. Nuestro primer beso mezclado con nuestras lagrimas.
¡Que le follen al mundo, yo te quiero a ti!
Suelto de un golpe la pesada maleta, necesito manos para abrazarte. Y demostrar que aquí, para importancias ya estás tú.
-Te quiero. –Te susurro, yo después. Con las manos en tu rostro, con tu aliento en mi cara.
-Yo también.-Y eso me respondes. Con una sonrisa. Ya está, conseguido, lo que necesitaba. ¡Me quieres! ¡Euforia, entusiasmo, vehemencia, ímpetu, ardor se apoderan de mi!
Me falta algo por hacer, y me saco el billete del bolsillo. Ese que compré respondiendo con un “solo ida, por favor”. Los trozos ese papel para mi ahora insignificante se perdieron junto a los últimos sonidos del tren, que se quejaba enojado al ver que sus intentos de llevarme con el habían sido en vano. 



6 comentarios:

Unknown dijo...

Oich... ¡Has pensado en mí! :)
Simplemente me tiemblan hasta las pestañas. Precioso.
Y sabes que te lo digo... De todo corazón ;) jajaja

- dijo...

Ooooh, un texto para mí :3 jajaja
Simplemente, precioso. He podido sentir a esa vocecita gritar en mi propia cabeza, como si las palabras que has escrito se hubieran adentrado en mi mente sin avisar.
Me ha encantado, como siempre <3

ChicaGuau dijo...

Jo, qué precioso *-*

¡Un besito!

Lemon dijo...

Ñoño un cacho, pero muy bonito..una lástima que en la vida real los finales tiendan a ser no tan bonitos.

Un placer leerte <3

Miau. dijo...

Y como buena ñoña que soy, (aunque intente que no sea así)me ha encantado.
Es tan... ¡Buah! Enserio me alegra ver que hay gente igual de ñoña que yo ^^
Me ire pasando a leerte cuando mi vida de estudiante, me lo permita. :3

Julieta Borda dijo...

'KISS ME STUPID' ame esta entrada <3 te sigo.