Ya llegó la luna, y como ha hecho últimamente se ha traído el vacío.
Las sabanas me acorralan y me arañan, ya vuelven a reclamarte.
Todos los rincones que me rodean lloran y se estremecen cuando no estás. Y sus suspiros son realmente molestos a la hora de irme a dormir.
Te necesito…
Es como un agujero. Un agujero negro cerca del pecho, un poco hacia la derecha. Es tan irritante y tan profundo que me gustaría arrancarlo, pisarlo y lanzarlo lo más lejos que mis flácidos brazos alcancen.
Y por mucho le susurre a el dolor a gritos que se calle, él hace oídos sordos y sigue quejándose a mis espaldas, no atiende a razones, solo te necesita, aquí y ahora, no me hace caso cuando le digo que razone.
Solo hay un momento en el que ese horrible vacío me abandona.
Y es cuando puedo permitirme llenarlo a base de bocanadas de aire mezclados con tu olor.
¿Desesperante, verdad?
3 comentarios:
¿Porqué será que de noche siempre nos acorrala más el dolor y la tristeza?
Muy muy bonito,sí,da gusto poder leer cosas así.
Sí, desesperante. Yo también conozco esa sensación de vacío al caer la noche. Menos mal que siempre llega un nuevo día : )
Muy bonito ^^
Un beso <3
Coincido con el comentario de arriba, muy buena entrada. Un beso!
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