miércoles, 15 de febrero de 2012

Ya llegó la luna, y como ha hecho últimamente se ha traído el vacío.
Las sabanas me acorralan y me arañan, ya vuelven a reclamarte.
Todos los rincones que me rodean lloran y se estremecen cuando no estás. Y sus suspiros son realmente molestos a la hora de irme a dormir.
Te necesito…
Es como un agujero. Un agujero negro cerca del pecho, un poco hacia la derecha. Es tan irritante y tan profundo que me gustaría arrancarlo, pisarlo y lanzarlo lo más lejos que mis flácidos brazos alcancen.
Y por mucho le susurre a el dolor a gritos que se calle, él hace oídos sordos y sigue quejándose a mis espaldas, no atiende a razones, solo te necesita, aquí y ahora, no me hace caso cuando le digo que razone.


Solo hay un momento en el que ese horrible vacío me abandona.
Y es cuando puedo permitirme llenarlo a base de bocanadas de aire mezclados con tu olor.

¿Desesperante, verdad?

3 comentarios:

Lucia's Box dijo...

¿Porqué será que de noche siempre nos acorrala más el dolor y la tristeza?
Muy muy bonito,sí,da gusto poder leer cosas así.

Elisa Sestayo dijo...

Sí, desesperante. Yo también conozco esa sensación de vacío al caer la noche. Menos mal que siempre llega un nuevo día : )
Muy bonito ^^

Un beso <3

F dijo...

Coincido con el comentario de arriba, muy buena entrada. Un beso!