martes, 13 de marzo de 2012

Lágrimas, lágrimas, de impotencia brotaban de sus ojos sin parar.
Y plaf, plaf, una por una se chocaban contra un suelo en llamas. 
Pero no acababan con ellas, no. Las llamas eran cada vez más fuertes
Tan fuertes como los gritos de la gente.
“¡Bruja! ¡Bruja!” Que lejano lo escuchaba todo ella. Como si la espesa capa de humo la separase de todo ese mundo. Ya no se esforzaba en replicar, toda su fuerza se la había tragado el humo. Iba a morir.
Iba a morir y ella aún no sabía por qué.
Brujería, de eso la acosaban. 
Personas con las que nunca había hablado la señalaban y reían al ver como 
su cuerpo se desfiguraba entre el calor. Y era aquello lo que más dolía, 
no las llamas devorando su piel. 
El agobio la consumió, y la impotencia cubría centímetro de su piel, piel que el perverso fuego devoraba sin piedad y con dolor.
Y entonces, escuchó, o le pareció escuchar, un grito entre ese bullicio de arpías.
-¡Arderas en el infierno!.-Y mientras se desvanecía en las llamas, con una amarga sonrisa contesto ella:
-Ya estáis en él…


3 comentarios:

Elisa Sestayo dijo...

Bonito y triste. Sobre todo es triste pensar que esto ha pasado de verdad, que mujeres fueron quemadas vivas acusadas de brujería. Como bien dices, son ellos los que arderán en el infierno, los inhumanos que lo permitían y disfrutaban con ello.
Un beso, me ha encantado <3

dijo...

Me ha gustado mucho el relato aunque es algo triste y escalofriante.No me quiero imaginar cómo pudo sentirse al morir así.Y sí,por condenarla están haciendo poco a poco de su mundo un infierno. Un abrazo^^

Lucia's Box dijo...

Triste,pero la frase final...cuánta razón.Simplemente,muy bonito:)